miércoles, 28 de marzo de 2012

La FACE de TUENTI

http://www.youtube.com/watch?v=NmjVYYqSvzY


Vivimos en la era 2.0, cuna de las nuevas tecnologías. Internet nos ha permitido por medio de diversas aplicaciones diferentes formas de comunicación e interacción, en donde el usuario final es el principal impulsor de las nuevas ideas en los distintos soportes. Con tan sólo un click  tenemos acceso directo a todo tipo de información de manera global y en este contexto, las redes sociales juegan un papel fundamental.

En tiempos en los que “ya está todo inventado” es necesario renovarse para no caer en el olvido. Incluso lo “último” del mercado se queda atrás en un abrir y cerrar de ojos: nuevas aplicaciones, cambio de imagen, copia de otras plataformas... todo es válido con tal de ganar nuevos “adictos”.

Es el caso de las conocidas redes sociales, si no perteneces a una como mínimo, no te integras en la sociedad. Tienen la facultad de “enganchar” a los usuarios. Es por ello que se ven en la obligación de renovarse, evolucionar y proporcionar atractivas novedades para mantenerse y hacer de su plataforma un espacio único y exclusivo.
Facebook es, por así decir, el modelo a seguir y como tal el primero en innovar.
Tuenti por otro lado ha tenido un gran crecimiento como producto web español, alcanzando a millones de seguidores a nivel nacional.

Cierto es también que, a pesar de sus similitudes, no comparten un mismo prototipo de público. Facebook es utilizado por gente con un determinado nivel sociocultural teniendo un alcance más globalizado, mientras que un gran porcentaje de los usuarios de Tuenti son jóvenes españoles de entre 15 y 25 años de edad. De hecho, debido a los chats de las redes sociales y demás aplicaciones, es cada vez menor el número de personas que utiliza el “olvidado” messenger.
Y es que las redes sociales están en auge, eventos, promociones, juegos, cotilleos, noticias...saben cómo atraer a su público.

Primero fue Mark Zuckerberg con Facebook por todo el mundo, después le siguió Tuenti y la última en sumarse a la parrilla, pero no por ello menos importante es Twitter, donde uno debe expresarse sin superar los 140 caracteres de extensión.
Y cuando por fin nos adaptamos a cada una y somos capaces de manejarlas al completo, surgen los cambios...
Es un hecho que Tuenti ha tomado como referencia muchos aspectos de Facebook. Ya no sólo el color corporativo, sino también la posibilidad de tener la opción de seleccionar “me gusta” copia del “like” famoso de Facebook, jugar on-line, chatear con los amigos, ver la actualización de los perfiles de tus contactos imitando el llamado “update”, unirte a grupos  y un largo etcétera.
Aquellos que utilizan ambas redes sociales han sido testigos del notable cambio que han sufrido ¿Será por competencia? El caso es que cada vez Tuenti se asemeja más a Facebook, y esto no parece agradarle del todo a Zuckerberg y su equipo, que proponen nuevas formas y actividades, que en un futuro se verán reflejadas en su “hermano pequeño”.

Atrás quedaron Myspace, Fotolog, Metroflog...El color azul tiene el poder, y lo encontramos en los respectivos logos de las mencionadas redes.

viernes, 2 de marzo de 2012

Una imagen vale más que mil palabras



                Sustantivos como guerra, pobreza, violencia, destrucción son palabras que oímos de vez en cuando en la televisión y en la radio o que leemos en los periódicos… Son palabras que captan nuestra atención ya sea por empatía, tristeza, rabia pero que tienen un alto nivel connotativo. ¿Quién no ha pensado alguna vez en la imagen de la niña del napalm cuando ha leído la palabra guerra o en la niña de ojos verdes  de National Geographic cuando ha leído pobreza? Ambas son fotografías que forman parte de la historia y que nos han hecho reflexionar sobre la realidad e incluso en algunos casos cambiarla. Esto es precisamente lo que busca James Natchwey con sus fotografías. Las utiliza como método de protesta para incitar a otros a que protesten, a que cambien las cosas y no se conformen: “Lo lograré, con mis imágenes lograré convencer a la gente”.


                El documental War Photographer  retrata la  vida del fotógrafo James Natchwey, el duro sacrificio que supone su profesión y la increíble dedicación con la que realiza su trabajo. Utilizando un curioso plano de situado por encima del objetivo de la cámara del fotógrafo el documental se desarrolla de manera dinámica y  permite al espectador sentir y entender las emociones y sentimientos del propio fotógrafo. Se superponen dos realidades totalmente distintas, la de Natchwey fotografiando países en conflicto y la de la redacción de la Stern Magazine en la que la el equipo de diseño decide qué fotografías utilizar en su publicación.


                James Natchwey decidió emprender el viaje de la fotografía tras haber visto  las impactantes imágenes que empezaron a publicarse sobre la Guerra de Vietnam. En sus comienzos no se sentía del todo seguro y pensaba que debía convencer a los demás de que era la mejor elección pero al final llegó a la conclusión de que primero debía convencerse a sí mismo. Desde entonces  ha fotografiado guerras, países del tercer mundo y conflictos sociales. Su pasaporte está repleto de sellos de El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Gaza, Israel, Indonesia, Tailandia, India, Sri Lanka, Afganistán, Somalia, Sudan, Ruanda, Sudáfrica, Rusia, Bosnia, Chechenia, Kosovo, Brasil y Estados Unidos. Definió su paso por Ruanda como “el ascensor exprés al infierno”.


                El documental a pesar de su visión demoledora y crítica del mundo nos deja con un final agridulce en el que se entrelazan las sensaciones de dolor, impotencia y tristeza del espectador al ver que la crueldad y miseria humana no tienen límites con el sentimiento esperanzador de que un día cambiarán las cosas. Natchwey se consuela con el hecho de que  al retratar estos aspectos de la vida, que para algunos  son desconocidos o muy lejanos, consigue dar voz a todas esas miles de personas totalmente mudas en la sociedad capitalista.